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09/05/2022

Apuntes claros y diferentes: Cómo ayudar a nuestros alumnos a estudiar de una manera más clara

Por
Ana Gomez
-
09/05/2022

Mucho se habla qué métodos y enfoques son los más adecuados para enseñar una lengua o de qué tipos de actividades tienen más éxito en el aula. Los profes nos preocupamos por dar una buena clase y llevar al aula recursos claros y atractivos para el alumnado.

Pero ¿qué pasa después de una clase? ¿Cómo gestiona el estudiante todo lo aprendido?

La mejor forma de acompañar una buena explicación y que esta resulte útil y memorable para nuestros alumnos es ayudarles a tener unos apuntes claros, ordenados y atractivos. Y todo esto, sin que dejen de ser algo único y personal.

Normalmente, nuestros apuntes son algo subjetivo, a menudo incluso intransferible. Algo que, si nos sirve como estudiantes para recordar lo visto en el aula, ya sirve.

De hecho, a lo largo de estas líneas, no vamos a defender lo contrario. Es el alumno quien decide cómo está más a gusto estudiando y repasando: ¿subrayadores fluorescentes?, ¿dibujos en los márgenes?, ¿nemotecnia? Por qué no. No vamos a corregir sus apuntes, ni facilitarle técnicas de estudio. Vamos a darle nuevos formatos para hacer más claras y amenas sus horas de estudio y gestionar de una manera más eficaz y memorable lo aprendido.

Antes de ver algunas ideas prácticas, vamos a comenzar enumerando algunos de los perfiles más frecuentes a la hora de tomar apuntes en el aula:

Perfiles más frecuentes a la hora de tomar apuntes en el aula

  • Alumno/a obsesionado/a con copiar cada palabra del profe: escribe literalmente lo que el profe dice o escribe en la pizarra, pensando que así, si lo memoriza en casa, bordará el examen. No se preocupa demasiado por comprender todo lo copiado.
  • Alumno/a preocupado/a por tener los apuntes pero no por tomarlo: hace fotos a la pizarra, a las fichas o incluso pide los apuntes a otros compañeros de clase. 
  • Alumno/a desprevenido: normalmente adulto, acude a clase sin estuche o libreta. No suele tomar apuntes y, el día que lo hace, los toma en un folio que acaba desordenado o traspapelado.
  • Alumno/a que no toma nunca apuntes: confía en su memoria, en búsquedas de internet o en las explicaciones de otros compañeros de clase.

Seguro que, como profes, habéis sido capaces de identificar a algunos de vuestros estudiantes. Todos estos perfiles tienen en común una alta probabilidad de frustrarse a la hora de estudiar o repasar algo visto en el aula, máxime si lo hace de cara a un examen.

Pero no todo esto depende siempre del aprendiente: también los docentes podemos ser los causantes de algunas de las situaciones citadas. 

Desde mi página web he compartido a lo largo de años infografías, chuletas y, en general, material de estudio visual y atractivo para los estudiantes. Me gusta el diseño gráfico: el orden, el uso adecuado de los colores y tipografías, la elección de ilustraciones.

Sin embargo, y a pesar de lo meticulosa que puedo llegar a ser delante del ordenador, mis pizarras siempre me han parecido un desastre. Estos son algunos de los motivos: 

Motivos por los que una pizarra luce desordenada

  • Impaciencia ante la pizarra: temer que el alumnado se enfríe si se dedica demasiado tiempo a elaborar la pizarra. Y ésta se torna un galimatías de siglas, dibujos, notas al margen, flechas o letra ilegible que terminan por resultar una especie de jeroglífico final para los estudiantes. ¿A alguien le resulta familiar esta imagen?:
usar pizarra aula ele
FOTO: Ernesto Rodríguez
  • Falta de espacio, exceso de información: la explicación se dilata más de lo esperado, se resuelven dudas sobre la marcha que se entremezclan con lo que estábamos explicando… y la pizarra acaba llena antes de tiempo. Mi consejo personal es preparar un esquema de lo que queremos plasmar en la pizarra. O llevar preparada una fotocopia que nos guste cómo ha expuesto una explicación. Una tabla, un diagrama, un listado… Eso nos ayudará a calcular el espacio, o, si es preciso, a preparar más pizarras. Y con ello evitaremos abotargar al alumno.
  • Dar por entendido lo explicado: en nuestra cabeza, esa explicación y ese esquema de la pizarra ha quedado clarísimo, pero ¿y en la de los estudiantes? Revisar los ejemplos utilizados, los dibujos o las distribuciones que hayamos empleado antes de borrar la pizarra, para asegurarnos de que lo copiado ha sido también comprendido. Rowntree (1976: 106) recomienda relacionar todo lo que dice el texto con la experiencia de cada uno, así como buscar ejemplos y aplicaciones de tu propia cosecha a lo que dice el autor.

Para tratar de solucionar estas situaciones, y antes de pasar a la práctica, aquí van unos trucos que pueden facilitarnos nuestra ‘relación’ con la pizarra en clase:

4 Trucos para mejorar nuestra relación con la pizarra

  1. Usar rotuladores de distintos colores. Sí, cambiar de rotulador varias veces puede resultar tedioso. Pero esto facilita enormemente al alumnado la identificación de avisos, irregularidades, señalización de una palabra clave… Es lo que se conoce como «efecto de aislamiento» (o efecto Von Restorff), que se produce cuando una información que sobresale sensorial o semánticamente tiene más probabilidades de ser recordada que el resto de la información que la rodea.
  2. Crear cajones: trazar unas líneas en la pizarra para, por ejemplo, reservar un espacio únicamente destinado al léxico que va surgiendo en la explicación. Otro cajón puede estar pensado para refrescar algo ya estudiado y que afecta a la nueva explicación que están viendo. De esta manera, la información no se mezclará y resultará más clara para el estudiante. 
  3. Orientar el folio de apuntes: Si estamos interesados en que el alumno copie tal cual lo que acabamos de poner en la pizarra, es una buena idea pedirle que oriente de manera horizontal su folio o cuaderno.
  4. Perder el miedo al dibujo: la ilustración es nuestra gran aliada para explicar el significado de palabras sin recurrir a la L1 del estudiante (que puede ser, o no, conocida por el profe). Muchas veces, por temor a realizar un mal dibujo, los profes nos privamos de ilustrar en la pizarra. Sin embargo, un dibujo difuso o caricaturesco puede resultar de una gran ayuda en la explicación: alumnos preguntando de qué se trata ese garabato o, incluso, provocar la risa del alumnado, puede contribuir a que dicha explicación resulte más memorable. 

Una vez hemos detectado qué causas pueden estar detrás de unos apuntes caóticos y estresantes para el alumno, vamos a ver qué podemos hacer por él.

Pasamos a la práctica. 

5 Ideas prácticas para ayudar a nuestros alumnos a estudiar

Para todo lo que vamos a ver a continuación se necesita tener a mano en clase:

  1. Papel, folios blancos sencillos tamaño A4
  2. En algunos casos, tijeras y pegamento
  3. (Si el alumno no suele acudir a clase con ellos) subrayadores, bolis de distintos colores, rotuladores…
  4. De manera opcional (en función del número de estudiantes en el aula o de su edad) un soporte para poder reproducir un vídeo tutorial.

1. Cómo hacer unos… APUNTES VERTICALES:

juegos enseñar ELE

No se precisa tijeras ni pegamento

Para ello tan solo es necesario plegar por la mitad corta un folio tamaño A4. Solo con este pliegue es suficiente para que se mantenga de pie sobre la mesa, pero, para mayor sujeción, se puede realizar dos dobleces hacia dentro a modo de soporte.

Ideal para anotar en las primeras clases de A1 vocabulario y preguntas básicas. 

Podemos dejar que sea el alumno quien realice su propia chuleta o preparar una plantilla imprimible con la información que nos interese.

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Bonus: para que no se acumulen (y acaben extraviadas) varias chuletas, es una buena idea emplear un calendario de mesa con espiral y pegar sobre sus hojas los folios con apuntes. De esta manera conservamos el formato vertical, mejoramos el soporte y tenemos varias chuletas en 1. 

2. Cómo hacer un… UNA CHULETA INTERACTIVA:

juegos aula ELE

Se precisan tijeras

Ya hemos hablado unas líneas atrás de los beneficios de establecer ‘cajones’, espacios dentro de un mismo formato donde el alumno separe la información y le resulte más sencillo diferenciarla y acceder a ella.

En un mismo folio podemos crear ventanas que esconderán ítems de manera que conseguiremos aligerar de manera visual el contenido, sin ser tampoco insustanciales. 

Podemos hacer todo tipo de modelos: verticales u horizontales, con más o menos ventanas, con el mismo tamaño de las pestañas o diferentes…

Para crear este que mostramos en la imagen, ha sido necesario plegar los dos extremos verticales hacia el centro y cortar las partes móviles tantas veces como ventanas queremos crear. Como hemos dicho, estas pueden ser de diversos tamaños, en función de la información que escondan. 

3. Cómo hacer un… MINI LIBRO DE 14 PÁGINAS:

motivación clase  español

Se precisan tijeras y pegamento

Con tan solo un folio en blanco tamaño estándar podemos sorprender al alumnado con este libro acordeón que parece que recoja mucha más información que una sola página. Si bien el montaje requiere más tiempo, concentración y recursos que los apuntes verticales, el resultado merece mucho la pena.

Para ello será necesario dividir el folio en dos partes idénticas, cortando por el lado largo. Unimos, mediante pegamento de barra, ambas porciones (con algo más de un centímetro es suficiente para ensamblar con seguridad) y plegamos hacia un lado y otro tantas veces como deseemos. El resultado final será un acordeón de tantas páginas como queramos.

Tutorial con una plantilla impresa

Bonus: se pueden llevar sueltos, para que el alumno los consulte en cualquier situación. Por el contrario, si es propenso a extraviar o dañar sus apuntes, les recomendaríamos que pegasen el minilibro a la libreta o agenda que normalmente llevan a clase.

Al igual que sucede con los apuntes verticales y la chuleta interactiva, podemos dejar que sea el alumno quien realice sus propias chuletas o preparar una plantilla imprimible con la información que nos interese. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es necesario imprimir a doble cara y que ambas coincidan al ser plegadas o cortadas.

4. Otros formatos más elaborados:

5. Por último: di adiós a los prejuicios

Llegados a este punto, es posible que algún docente, escéptico, piense que este tipo de formatos solo gozarían de éxito entre aquellos estudiantes que disfruten realizando manualidades, niños o jóvenes. Sin embargo, a lo largo de los años, he podido comprobar que el alumnado adulto recibe entusiasmado muchos de estos formatos.

La mayoría de ellos, a diferencia de los más jóvenes, estudian con un propósito que les supone un estrés extra al proceso de aprendizaje. Exámenes, acreditaciones o, simplemente, testar su nivel constantemente para certificar que están empleando bien su dinero, les lleva a precisar, más que ningún otro estudiante, de unos apuntes de calidad.

En definitiva, el objetivo no es otro que restar ansiedad durante las horas de explicación en clase y de estudio en casa. También activar la creatividad del estudiante y el gusto por elaborar sus propios recursos didácticos. 

Si quieres aprender a crear los tuyos, en nuestro curso Certificado de Profesor ELE aprenderás, entre muchísimas otras cosas, a diseñar sin conocimientos previos juegos diferentes para todo tipo de alumnos en clase. He grabado una sesión exclusiva sobre el tema de cómo podemos reinventar juegos clásicos para la enseñanza de ELE. En este curso vamos a ver cómo, cambiando las reglas de juegos clásicos (juegos de mesa, dianas, bingos…), podemos enseñar gramática, léxico o conversación sorprendiendo a nuestro alumnado. Conoceremos qué idea se amolda más a las necesidades de la clase en función de su edad y necesidades educativas para que la elección sea la más acertada.

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Bibliografía:

  • ROWNTREE, D. (1976). Aprende a estudiar. Barcelona, Herder.
  • BELL, K. E., & LIMBER, J. E. (2009). Reading skill, textbook marking, and course performance. Literacy Research and Instruction.
  • RUIZ MARTÍN, H. (2019) ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza. Graó, Barcelona.

Ana Gomez profesora ELE

Ana Gómez es Diplomada en Magisterio de Ed. Primaria y poseedora de un posgrado en Didáctica del ELE y en Educación Artística. Desde que finalizó dichos estudios, ha impartido clases a niños, adolescentes y adultos en distintos centros fuera y dentro de España. Actualmente trabaja como profesora de español en Madrid, como formadora y como creadora de recursos en distintas webs dedicadas a materiales para la clase de ELE. Interesada en el diseño de actividades para clase, creó en 2013 la web Lápiz de ELE, enfocada a compartir ideas e inspirar a otros profes.

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