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Mucho se habla qué métodos y enfoques son los más adecuados para enseñar una lengua o de qué tipos de actividades tienen más éxito en el aula. Los profes nos preocupamos por dar una buena clase y llevar al aula recursos claros y atractivos para el alumnado.
Pero ¿qué pasa después de una clase? ¿Cómo gestiona el estudiante todo lo aprendido?
La mejor forma de acompañar una buena explicación y que esta resulte útil y memorable para nuestros alumnos es ayudarles a tener unos apuntes claros, ordenados y atractivos. Y todo esto, sin que dejen de ser algo único y personal.
Normalmente, nuestros apuntes son algo subjetivo, a menudo incluso intransferible. Algo que, si nos sirve como estudiantes para recordar lo visto en el aula, ya sirve.
De hecho, a lo largo de estas líneas, no vamos a defender lo contrario. Es el alumno quien decide cómo está más a gusto estudiando y repasando: ¿subrayadores fluorescentes?, ¿dibujos en los márgenes?, ¿nemotecnia? Por qué no. No vamos a corregir sus apuntes, ni facilitarle técnicas de estudio. Vamos a darle nuevos formatos para hacer más claras y amenas sus horas de estudio y gestionar de una manera más eficaz y memorable lo aprendido.
En este artículo:
Antes de ver algunas ideas prácticas, vamos a comenzar enumerando algunos de los perfiles más frecuentes a la hora de tomar apuntes en el aula:
Seguro que, como profes, habéis sido capaces de identificar a algunos de vuestros estudiantes. Todos estos perfiles tienen en común una alta probabilidad de frustrarse a la hora de estudiar o repasar algo visto en el aula, máxime si lo hace de cara a un examen.
Pero no todo esto depende siempre del aprendiente: también los docentes podemos ser los causantes de algunas de las situaciones citadas.
Desde mi página web he compartido a lo largo de años infografías, chuletas y, en general, material de estudio visual y atractivo para los estudiantes. Me gusta el diseño gráfico: el orden, el uso adecuado de los colores y tipografías, la elección de ilustraciones.
Sin embargo, y a pesar de lo meticulosa que puedo llegar a ser delante del ordenador, mis pizarras siempre me han parecido un desastre. Estos son algunos de los motivos:
Para tratar de solucionar estas situaciones de pizarra desordenada, y antes de pasar a la práctica, aquí van unos trucos que pueden facilitarnos nuestra ‘relación’ con la pizarra en clase:
Una vez hemos detectado qué causas pueden estar detrás de unos apuntes caóticos y estresantes para el alumno, vamos a ver qué podemos hacer por él.
Pasamos a la práctica.
Para todo lo que vamos a ver a continuación se necesita tener a mano en clase:
No se precisa tijeras ni pegamento
Para ello tan solo es necesario plegar por la mitad corta un folio tamaño A4. Solo con este pliegue es suficiente para que se mantenga de pie sobre la mesa, pero, para mayor sujeción, se puede realizar dos dobleces hacia dentro a modo de soporte.
Ideal para anotar en las primeras clases de A1 vocabulario y preguntas básicas.
Podemos dejar que sea el alumno quien realice su propia chuleta o preparar una plantilla imprimible con la información que nos interese.
Bonus: para que no se acumulen (y acaben extraviadas) varias chuletas, es una buena idea emplear un calendario de mesa con espiral y pegar sobre sus hojas los folios con apuntes. De esta manera conservamos el formato vertical, mejoramos el soporte y tenemos varias chuletas en 1.
Se precisan tijeras
Ya hemos hablado unas líneas atrás de los beneficios de establecer ‘cajones’, espacios dentro de un mismo formato donde el alumno separe la información y le resulte más sencillo diferenciarla y acceder a ella.
En un mismo folio podemos crear ventanas que esconderán ítems de manera que conseguiremos aligerar de manera visual el contenido, sin ser tampoco insustanciales.
Podemos hacer todo tipo de modelos: verticales u horizontales, con más o menos ventanas, con el mismo tamaño de las pestañas o diferentes…
Para crear este que mostramos en la imagen, ha sido necesario plegar los dos extremos verticales hacia el centro y cortar las partes móviles tantas veces como ventanas queremos crear. Como hemos dicho, estas pueden ser de diversos tamaños, en función de la información que escondan.
Se precisan tijeras y pegamento
Con tan solo un folio en blanco tamaño estándar podemos sorprender al alumnado con este libro acordeón que parece que recoja mucha más información que una sola página. Si bien el montaje requiere más tiempo, concentración y recursos que los apuntes verticales, el resultado merece mucho la pena.
Para ello será necesario dividir el folio en dos partes idénticas, cortando por el lado largo. Unimos, mediante pegamento de barra, ambas porciones (con algo más de un centímetro es suficiente para ensamblar con seguridad) y plegamos hacia un lado y otro tantas veces como deseemos. El resultado final será un acordeón de tantas páginas como queramos.
Tutorial con una plantilla impresa
Bonus: se pueden llevar sueltos, para que el alumno los consulte en cualquier situación. Por el contrario, si es propenso a extraviar o dañar sus apuntes, les recomendaríamos que pegasen el minilibro a la libreta o agenda que normalmente llevan a clase.
Al igual que sucede con los apuntes verticales y la chuleta interactiva, podemos dejar que sea el alumno quien realice sus propias chuletas o preparar una plantilla imprimible con la información que nos interese. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es necesario imprimir a doble cara y que ambas coincidan al ser plegadas o cortadas.
Llegados a este punto, es posible que algún docente, escéptico, piense que este tipo de formatos solo gozarían de éxito entre aquellos estudiantes que disfruten realizando manualidades, niños o jóvenes. Sin embargo, a lo largo de los años, he podido comprobar que el alumnado adulto recibe entusiasmado muchos de estos formatos.
La mayoría de ellos, a diferencia de los más jóvenes, estudian con un propósito que les supone un estrés extra al proceso de aprendizaje. Exámenes, acreditaciones o, simplemente, testar su nivel constantemente para certificar que están empleando bien su dinero, les lleva a precisar, más que ningún otro estudiante, de unos apuntes de calidad.
En definitiva, el objetivo no es otro que restar ansiedad durante las horas de explicación en clase y de estudio en casa. También activar la creatividad del estudiante y el gusto por elaborar sus propios recursos didácticos.
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Miércoles 4 de diciembre 2024 | 17:00 - 18:00 hora España
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